En las montañas de ‘Bola de Dragón’

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Si vas a China tienes que ir a las montañas de Goku”, me dijeron. Así fue como empezamos a buscar información por internet. Las fotos que vimos eran espectaculares: colinas de una verticalidad increíble que emergían del río Li. Estaba decidido. Después de Xi’an, la siguiente parada debía ser Guìlín, ciudad que tradicionalmente ha sido el punto de partida de mochileros y viajeros ávidos de explorar estos impresionantes paisajes.

La serie manga Dragon Ball, aunque japonesa, está inspirada en una novela china, o para ser más precisos, en la novela china por antonomasia. Porque Viaje al oeste, de un autor anónimo del siglo XVI, viene a ser como el Quijote en España. Narra la mítica historia del monje Xuanzang, que a lo largo de su periplo hace amistad con tres seres inmortales: un mono llamado Sun Wukong, un duendecillo de agua al que denominan Sha Seng y un cerdo que responde por Zho wuneng. Todos juntos viajan a la India para recuperar unos textos sagrados.

En este paisaje de película llevamos tres días. Nada más llegar al pueblo de Yangshuo, del que dicen que posee los ríos y montañas más hermosos del mundo, nos subimos a una de las muchas balsas hechas de troncos de bambú y le dijimos a nuestro timonel que queríamos pasar dos horas surcando el río Li. La experiencia fue maravillosa. Después del ajetreo de las ciudades, por fin el tiempo accedía a detenerse un poco para nosotros, que enfocábamos la cámara hacia las bellas montañas azules, caprichosas formaciones kársticas que además tienen nombres deliciosos: la Montaña de la Media Luna, la Cueva del Buda Negro, el Cerro de los Cinco Dedos o el de Cabeza de Dragón.

El río Li discurría delante de nosotros con su color terroso, arrastrando cañas de bambú, algas y otros sedimentos. En las orillas se ven a los búfalos pastando tranquilamente en sus campos verdísimos, o revolcándose en el agua, juguetones. Los campesinos siguen con sus labores del campo, ajenos a nuestros ojos curiosos. Algunos llevan en sus balsas los cormoranes, las aves que les han ayudado a pescar durante más de 1.300 años. A nosotros nos parece que hemos llegado más lejos que nadie, o eso queremos creer. Soñamos que somos uno de los primeros exploradores de Yangshuo, y cuando el sol se pone y todo se envuelve en tonos anaranjados, rosas y violetas, ya no tenemos ganas de pensar en nada más. La nuestra es la última balsa que surca el río; por detrás de nosotros, la naturaleza reina. Vamos encendiendo a nuestro paso los cantos de las cigarras.

2 comentarios

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2 Respuestas a “En las montañas de ‘Bola de Dragón’

  1. Concha

    Una vez escuché la siguiente definición de arte:
    «Es cuando el «espectador»percibe lo que el artista ha querido transmitir, haciéndole disfrutar y vibrar »
    A mí me gustó la orientación.Ahora te digo, que yo siento eso cuando leo yus escritos…
    Así que ! mucho ánimo! y que sigas regalándonos estas vivencias.

  2. Marcel Navarri

    Quina enveja que em feu…!!!

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