Un lugar donde el mar nunca está demasiado lejos. Esta es una de las características que definen la península de la Bretaña francesa, un lugar plagado de leyendas que disfruta de sus temperaturas suaves y clima húmedo, incluso en verano; una tierra a menudo azotada por el viento y bendecida con la lluvia, con un acervo cultural que mezcla elementos latinos y celtas. Con un pueblo, el bretón, cargado de historia -parece que llegó a Francia, procedente de Gran Bretaña, durante los siglos IV y V- y de tozudez -dicen-, que además enriquecería el territorio con una lengua propia que hoy día, desgraciadamente, está en serio peligro de extinción.
Conocí la región de la Bretaña francesa en 2008, durante un viaje en el que nos acompañaron mi hermana y mi cuñado, que fue nuestro guía e intérprete. Éramos turistas y no nos hablaron bretón, o al menos no nos percatamos. Pero me hubiera gustado. Me refiero a que cuando regresé sentí que me faltaba algo para acabar de comprender las cosas que había visto y oído, los lugares, el paisaje, la historia. Tuve que buscar por internet canciones en bretón, porque necesitaba acabar de familiarizarme con el modo en que sonaba. Sin la lengua no se puede terminar de comprender una cultura.
Michel Renouard explica en su libro Bretaña que en el caso de los bretones no hay que imaginar una invasión, puesto que se limitaron a establecerse en la zona noroeste de Francia, sin prestar atención al resto, y además sin eliminar culturalmente a las poblaciones anteriores. Irónicamente, ellos no consiguieron mantener intacto su legado: la lengua bretona la hablan sólo unas 200.000 personas de los 4.300.000 que constituyen la Bretaña francesa. Para más inri, de las que lo hablan, el 40% tiene más de 60 años: las nuevas generaciones lo desconocen, y creo que es debido a que no acaba de conquistar su espacio en la escuela, a pesar de que los alumnos pueden escoger estudiar en clases bilingües. Sólo unos pocos miles de chicos estudian totalmente en lengua bretona.
En este post sólo pensaba hablar de castillos, monolitos y leyendas celtas. Pero releyendo uno de los libros que me compré en aquel viaje y ampliando información no he podido evitar trazar paralelismos con la polémica que ahora tenemos en España con el catalán en las escuelas. Lo que intento decir es que desterrar un idioma de ellas y dejar que pase de lengua vehicular a ser una asignatura más es condenarlo a largo plazo. Habría que encontrar un justo equilibrio, puesto que, como le argumentaba ayer a un colega periodista, esto no significa que el sistema educativo actual no tenga sus fallos. Con todo, es importante dejarlo como está, que no me gustaría que a un turista curioso como yo le pasase en un futuro lo mismo que a mí en Francia, y que acabase buscando por internet, como último recurso, un poema de Ramon Llull. Nuestras lenguas peninsulares son una joya del patrimonio, pero no para que queden reducidas a piezas de museo o meras anécdotas del folklore popular.
Me ha gustado mucho volver a visitar Bretaña y ha sido gracias a ti.
La música y el tiempo aparentemente invernal, me han transportado a una Bretaña que no terminé de percibir en plenitud : tengo que volver.
Expones tus vivencias de una forma , que al leerte siento que así es como a mí me gusta viajar !me encanta como escribes y como sientes!
Un besito.
La sensibilidd para el tema de las culturas minoritarias no se hereda, se tiene que cultivar con mente abierta y educacion. Dos frases prestadas para enfatizar esta idea:
– Cada lengua que se pierde es una visión del hombre y del mundo que desaparece (Octavio Paz)
– La llengua i la història són els botins més preuats a l’hora de sotmetre un poble (Àngel Guimerà)
No estuvimos por zonas donde se habla bretón a saco como en la zona de finisterre, pero está de moda y en recuperación. Hay muchos grupos que cantan en bretón, en la radio escuchasteis muchas emisoras solo en breton, y de hecho os enseñe algunas palabras que conozco, para brindar y decir algunas tonterías. Casi todos los coches llevaban el triskel o l’hermine con la palabra «breizh», Las señales de tráfico, y lugares estaban en dos idiomas. Aunque reconozco si no sabes francés, suena muy parecido. Las palabras Menhir, dolmen etc.. provienen del bretón.
Con respecto al catalan, estoy totalmente de acuerdo con que cada uno reciba la educación en su idioma, y si en cataluña se habla catalán y viviese allí, por supuesto que querría que recibiesen una educación en catalán. El gobierno Central hace las cosas como el culo, y ese punto es solo uno más me muchos puntos debiles de su reforma educativa, que echa agua por muchos de sus pilares.
Sí, me acuerdo de que estuvimos brindando y demás. Fueron aquellos primeros contactos los que me despertaron la curiosidad. He visto que hay asociaciones que lo promueven, pero me parece que sigue siendo muy minoritario para lo que debería ser, es lo que dicen las estadísticas. En el siguiente post me meto de lleno en Bretaña, y justo tenía escrito lo del origen de las palabras dolmen y menhir. Tenía que seguir promocionando tus fotos…
Tothom està d’acord amb la biodiversitat i en contra l’extinció de les espècies… malauradament no passa el mateix amb el multilingüisme i la pèrdua de les llengües. La pèrdua d’una llengua és la pèrdua d’una cultura, d’una història, d’una visió del món… El govern francès va ser molt eficaç en homogeneïtzar el país amb una sola llengua… pobres bretons, occitans, alsacians… L’Estat Espanyol també vol, però li costa més… I no, el sistema no és perfecte, però el que està clar és que el bilingüisme ideal no existeix, i la llengua minoritària sempre (sempre) acaba malament davant d’una llengua majoritària! Anyway, gràcies mundo circulante!
Hola, californiana! Estic d’acord amb tu. Tothom a priori sembla partidari de protegir les llengües, o almenys això diuen. Però llavors aquesta mateixa gent parlen de posar el català com a segona -o tercera!- llengua, i això és una contradicció.