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Mal de altura en Susques. Dormir a más de 3.600 m sobre el nivel del mar

susquesEscribo desde la habitación de una pensión solitaria en un pueblo polvoriento que se llama Susques, en la provincia de Jujuy y en pleno altiplano argentino. Marc está indispuesto. Hemos llegado a este pueblo con la noche ya consumada, buscando hostales que no existen y hoteles cerrados. Por fin, varias personas en el pueblo nos van extendiendo sus brazos hacia una dirección. Son parcos en palabras pero amables, así que vamos siguiendo el rastro de sus brazos extendidos, doblando una cuadra, avanzando otra, sin poder leer los rótulos porque no hay farolas, ni tan sólo un candil. Yo me voy bajando y hablando con los lugareños. Por fin veo un cactus enorme levemente iluminado, dejamos el coche, arropo a Marc que tirita y se queja de migrañas. Mañana estará mejor, me consuelo, seguro que es mal de altura. Me siento terriblemente sola en este pueblo oscuro.

susques-jujuyCuando amanezca recorreremos el pueblo y compraremos agua, que, como las hojas de coca, es muy importante para combatir el mal de altura. En el camino, cuando Marc se ha sentido mal, hemos frenado y nos hemos echado a un lado, haciendo saltar los ripios del camino. Yo no he tenido nada para darle. Unos kilómetros atrás le habíamos regalado toda nuestra agua -cuatro litros- a un pobre hombre que viajaba con un niño y había sufrido un calentón. “Gracias, compadre”, nos dijo. También él, como nosotros, espera para mañana un día mejor.

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ruta40 susquesNoto un dolor de cabeza intenso en la nuca, y la sensación de que no pudo respirar. Con el paso de las horas, el mal se desplaza a la parte alta de la cabeza, y siento una desazón, como un leve mareo provocado por unas curvas. Puedes tener náuseas, pero no es mi caso. Aunque no sea del todo real, la sensación de asfixia es un poco alarmante; tienes que tener sangre fría y controlar los nervios. Sabes que tu cuerpo está luchando por aclimatarse, fabricando glóbulos rojos a ritmos forzados. Me miro las manos: blancuzcas de resecas. Inspiro profundamente y dejo ir el aire lentamente, y después trato de dormir, pero el insomnio es otro de los síntomas. Renuncio a escribir el post; simplemente me entretengo tecleando porque las horas pasan y pesan, y pienso cosas malas. ¿Tendrán médico en este pueblo? ¿Podremos volver descendiendo? ¿Cómo estaremos mañana? Mañana, qué lejos queda mañana…

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