El artesano de Estella que espanta a las brujas con sus tablas de luz

Carmelo Boneta, de 79 años, regenta un taller de madera y piezas etnográficas en el que se pueden encontrar bastones para los peregrinos del Camino de Santiago, argizaiolas y kutxas, entre otros muchos objetos. Está declarado «lugar de interés cultural».

Si te gustan las historias que hay detrás de una pieza artesanal, de un taller con olor a madera y a cera y con suelo antiguo; si tu curiosidad va más allá de visitar los monumentos de Estella… entonces encamina tus pasos hacia la calle Rúa, junto al río Ebro y el Puente de la Cárcel, y allí encontrarás un taller abierto al público, declarado lugar de interés cultural y en el que atiende aún a los visitantes Carmelo Boneta, con toda una historia detrás.

Carmelo sale de la oscuridad en cuanto nos escucha hablar. Nos explica las diferentes piezas que ha ido atesorando a lo largo de una trayectoria que comienza hace más de 60 años. Es un apasionado del oficio, que ha mamado desde pequeño. Con solo 19 años se estableció por su cuenta, decidido a ofrecer al visitante piezas de artesanía de calidad e históricas. Quiere recuperar el patrimonio de Estella. No quiere ni oír hablar de souvenirs.

Durante años, el peregrino que pasaba por Estella haciendo el Camino de Santiago fue su mejor publicidad. Le compraban cientos de bordones, se interesaban por su trabajo, conversaban. Ahora prefieren comprarlos en tiendas kitsch que carecen de personalidad y de ánima.

Entre sus tallas estrella se encuentran las argizaiolas o tablas de luz (también conocidas en castellano como cerillero de difuntos). Son unas piezas interesantísimas, capaces de ahuyentar a las brujas en la época medieval y que, tras su cristianización, se continuaron usando en el norte de Navarra y en toda Euskal Herria como parte del rito y el culto a los muertos. De hecho, su uso era común hasta la segunda mitad del siglo XX, y aún se encienden durante la noche de los Difuntos.

Algunas tablillas tienen forma antropomórfica (dice Carmelo que para simular la forma de la bruja); más adelante era la forma del difunto al que se le quería guiar hasta la luz. También se encendían cuando se moría alguien y, una vez que se acababa la vela, se consideraba que la viuda ya había cumplido el luto. «¿Os han explicado todo eso en la Oficina de Turismo?», pregunta, insistente. Nos miramos confusos: entre tanta información ya no estamos seguros de lo que nos han dicho allí o hemos leído o ignoramos. Nuestra duda parece complacerle: «Es que son demasiado cristianos…», bromea.

A él le gusta explicar toda esa mitología e historias del folklore de la Navarra ancestral. Y esa fijación le ha granjeado algún episodio desagradable, como cuando le vino a visitar al taller un cura del Opus que le espetó: «Pero usted no creerá en las brujas, ¿verdad?». A lo que Carmelo respondió, todo tranquilo: «yo creo en lo que no veo. Exactamente como vosotros». Es de suponer que el sacerdote no se fue muy contento del lugar, puesto que lo amenazó con excomulgarlo.

A Carmelo le han querido comprar el local para instalar una de esas tiendas de recuerdos falsos. Él casi echa al interesado a patadas; mientras le queden fuerzas, seguirá luchando por conservar el patrimonio de su patria chica, y contando sus batallas a quien las quiera escuchar.

Detalle de la puerta de la iglesia San Pedro de la Rúa, declarada BIC y especialmente interesante por su claustro románico.

2 comentarios

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2 Respuestas a “El artesano de Estella que espanta a las brujas con sus tablas de luz

  1. Avatar de Desconocido Anónimo

    Article molt interessant sobre l’artesania tradicional d’Estella. M’agradaria saber més sobre les tècniques que utilitza Carmelo per treballar la fusta.

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  2. Avatar de Desconocido Anónimo

    Deseando leer el siguiente…

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